Como personas preocupadas por el bienestar medioambiental, encontrar información sobre las formas en que podemos actuar individualmente resulta fructífero gracias a las muchas iniciativas que ya hay en el mundo. Eso significa que el interés cada vez aumenta más y ahora es un mejor momento que nunca para vivir sustentablemente cuidando a la naturaleza.
Este cambio de mentalidad, debemos considerar, choca con muchas preferencias con las que hemos tenido que habituarnos en el tiempo. Por lo que debemos hacer el esfuerzo de informarnos para actuar acorde a nuestra nueva ética ecológica y definir lo que estamos dispuestos a tolerar y lo que no. Hoy, exploraremos este tema de las fibras usadas para producir la moda que usamos todos los días.
La problemática sintética
Hay que ser críticos con la intensión detrás de la investigación que llevó a la creación de los materiales sintéticos, que hoy afecta en gran medida la calidad de nuestra moda. Por necesidad, ya sean financiera o economía de recursos, estos materiales buscaron ofrecer alternativas por sobre sus contrapartes orgánicas. Pero esto conlleva sacrificios como:
- Producción y emisión de gases de efecto invernadero: La producción de fibras sintéticas, como el poliéster, requiere una gran cantidad de energía y emite gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono, que contribuyen al cambio climático.
- Contaminación del agua: Durante el proceso de producción de fibras sintéticas, se utilizan productos químicos tóxicos que pueden filtrarse en los cuerpos de agua cercanos, contaminándolos.
- Dificultad para descomponerse: Las fibras sintéticas pueden tardar cientos de años en descomponerse en el medioambiente, lo que aumenta la cantidad de residuos en los vertederos.
- Liberación de microplásticos: Cuando se lavan prendas de vestir hechas de fibras sintéticas, se liberan microplásticos en el agua, que pueden terminar en los océanos y afectar a la vida marina.
- Impacto en la biodiversidad: La producción de fibras sintéticas puede requerir la destrucción de hábitats naturales, lo que puede tener un impacto en la biodiversidad local.
Las soluciones orgánicas
Ante el problema que nosotros mismos hemos creado, contamos también con las herramientas para cambiar nuestros hábitos de consumo en forma de fibras orgánicas.
Algodón orgánico
Se cultiva sin el uso de pesticidas y fertilizantes químicos, lo que lo convierte en una opción más ecológica. Es transpirable, duradero y se puede encontrar en una variedad de colores y texturas.
Lino orgánico
Se cultiva sin el empleo de pesticidas y fertilizantes químicos. Es fuerte, transpirable y biodegradable. También es una de las fibras más antiguas conocidas por la humanidad.
Cáñamo
Es una fibra resistente y duradera que se cultiva sin el uso de pesticidas y fertilizantes químicos. También requiere menos agua que el algodón. Es transpirable y resistente al moho.
Seda orgánica
Se produce sin la utilización de pesticidas y fertilizantes químicos. Es suave, transpirable y absorbe la humedad. También es biodegradable.
Lana orgánica
La lana orgánica proviene de ovejas que se crían en pastos orgánicos sin el uso de pesticidas y fertilizantes químicos. Es transpirable, duradera y resistente a la humedad. También es biodegradable.
Fibra de bambú
La fibra de bambú es suave, transpirable y resistente a las bacterias y los hongos. Es producida a partir de bambú cultivado de forma sostenible y se puede producir con un proceso de fabricación de bajo impacto.
Tencel
Es una fibra producida a partir de pulpa de madera de eucalipto cultivado de forma sostenible. Es transpirable, absorbente de la humedad y biodegradable.
Cuero de piña
Es una alternativa vegana al cuero animal producido a partir de la hoja de la planta de piña. Es resistente, duradero y biodegradable.
Cáscara de naranja
Se utiliza para producir una fibra resistente y biodegradable que puede ser utilizada para prendas de vestir y accesorios.
Fibras recicladas
Las fibras recicladas, como el poliéster reciclado, se producen a partir de materiales reciclados como botellas de plástico. Esto reduce la cantidad de residuos y disminuye la necesidad de producir nuevas fibras.